divendres, 24 de juliol del 2009

“Recommandé par le routard”, CADUCAT!!!



És signe de bon establiment tenir un rètol a la porta de recomanació per la “guide du routard”? No sempre.

Des de fa ja un temps em fixo amb els establiments recomanats per la “guide du routard”, crec que si se’ls hi ha atorgat aquest distintiu és perquè el lloc té una sèrie de qualitats que el fan mereixedor. Una de les principals, coneixent una mica la filosofia de la guia es que és un establiment amb una bona qualitat-preu, a part de que normalment estan situats en llocs cèntrics i que tenen algun tret diferenciador respecte a d’altres que els caracteritza.

Però en els últims viatges m’he trobat amb llocs que només tenen una menció de la guia i des de fa alguns anys. Aquest no seria el problema si mantinguessin la mateixa qualitat que els va fer mereixedors fa ja algun temps del distintiu, però la majoria de vegades no és així. Alguns restaurants com allotjaments crec que s’han pensat que formar part dels privilegiat grup de la “guide du routard” és sinònim d’abandonament i de tractar el client de forma poc professional. A la majoria de gent que ens agrada la guia del rodamón no és perquè ens agradi viatjar de qualsevol manera, sense criteri i que allotjar-nos en qualsevol lloc, encara que no tingui les mínimes condicions, ja ens està bé.

Si precisament la guia és útil és pel fet que recomana llocs, la majoria econòmics però que tenen qualitat. I aquest detall ha estat oblidat per alguns allotjaments i restaurants que han deixat passar el temps sense cap mena d’inversió des de que van ser dignes d’aquest distintiu, però que el mostren al costat de la porta per alguns visitants que encara creiem que és possible viatjar amb una motxilla, sense una ruta preestablerta i descobrir llocs interessants i econòmics.

Estan traint la confiança que fa uns quants anys els hi va donar la “guide du routard”. Potser la solució seria que la mateixa guia revisés aquests establiments i si no compleixen actualment amb la filosofia de la guia poguessin posar un altre rètol de “caducat”. Això evitaria moltes decepcions per part dels viatgers i una sòlida confiança en la guia, que no permetria que establiments que ja han perdut tots els mèrits continuïn mantenint el distintiu de lloc recomanat a la porta.

Autora: Montse Crivillers

dilluns, 20 de juliol del 2009

826 VALENCIA: creatividad y solidaridad





¿Existen aún buenas ideas creativas? Esta pregunta tiene una respuesta afirmativa en el proyecto de 826 Valencia, que engloba a un grupo de autores que unen sus conocimientos y creatividad para ayudar a que niños sin recursos se introduzcan en el mundo de la escritura.

Detrás de 826 Valencia se encuentra Dave Eggers, uno de los autor es más interesantes de la literatura norteamericana de los últimos años. Pertenece al movimiento de escritores que juega con las posibilidades formales y tipográficas de sus libros. Mezcla ideas vanguardistas y riesgos estéticos con un gran sentido del humor. Gracias a su carácter inquieto es también editor y fundador de 826 National.

Eggers empieza en el año 1998 la edición de la revista “McSweeneys’s”, rodeándose de grandes escritores norteamericanos que no tenían sitio dentro de las publicaciones del momento. Según cuenta Eggers: “A escritores que conocía les rechazaban textos sensacionales en todas partes”. Empezó a plantearse la posibilidad de crear una nueva revista que diera salida a todos aquellos textos que no tenían sitio en otras revistas, una publicación trimestral de escritores huérfanos. Y continua explicando: “En el mercado solo existía un puñado de revistas que acogían textos experimentales de ficción y no ficción, y prácticamente no había foro alguno que diera cabida al humor literario. Ese fue, pues, nuestro punto de partida”.

La idea de Eggers era ofrecer una nueva publicación donde pudieran expresarse los escritores en toda libertad. La elaboración de cada número se convirtió en una especie de reto al intentar superar al anterior, de tal modo que la mayor parte de las veces se vieron obligados a reinventarse a ellos mismos. Dice Eggers: “Cada número debe ser abordado como si fuera el primero o el último y debe poseer entidad propia”. Uno de los puntos fuertes es la colaboración de escritores de primera fila como Rick Moody, George Saunders, Zadie Smith, David Foster Wallace o Jonathan Lethem, atraídos por el formato vanguardista desde el punto de vista estético, junto a otros autores totalmente desconocidos. Esta mezcla, cuenta Eggers, forma parte del ideario de la revista.

“McSweeneys’s” es el punto de partida de 826 Valencia, un proyecto fundado por Eggers en el 2002 en la ciudad de San Francisco y en el que colaboran algunos de los escritores de la revista. Se trata de una organización sin ánimo de lucro, la misión de la cual es tutorizar e introducir en la escritura a niños de entre 6 y 18 años. Pretende cubrir la laguna en la educación de estos alumnos, reducir las dificultades de aprendizaje e involucrarlos en la literatura y la escritura para mejorar la comprensión y estimular la creatividad. “Muchos alumnos necesitaban lecciones de repaso y nosotros teníamos escritores y voluntarios para poder enseñar, sólo faltaba un local apropiado para poder realizar este trabajo”, comenta Eggers.

Así decidieron alquilar un local en la calle Valencia 826 de San Francisco, un barrio de gente inmigrante dónde los niños necesitaban clases de repaso. Era un buen local pero estaba parcelado por el ayuntamiento para espacios comerciales y por lo tanto se tenía que vender alguna cosa. Cuando empezaron a organizar el local vieron que el suelo era de madera y todo parecía las entrañas de un barco, como una carabela gigante. Es a partir de aquí que pensaron que sería divertido vender cosas de piratas, Eggers pensaba de forma irónica que había una necesidad en aquel barrio de vender este tipo de objetos. Venden todo lo relacionado con un pirata activo, desde parches de diferentes colores, ojos de vidrio, diferentes tipos de madera o garfios con protectores.

En la trastienda organizaron un espacio con mesas y ordenadores disponibles todos los días para hacer repaso de inglés y ayudar en los deberes a los niños. Tienen una forma de trabajar totalmente personalizada. El personal voluntario trabaja a partir de lo que se hace en el colegio, se complementa. Los niños aprenden a escribir de forma entusiasta, se les ofrece un espacio diferente, más informal. El número de voluntarios ha ido creciendo y están formados por editores, escritores, ex maestros, jubilados y redactores técnicos. Todos ellos trabajan y creen en el sentido unitario del barrio. Los voluntarios se dedican a los niños con pasión y estos niños lo valoran. Ven que alguien se preocupa por ellos y eso hace que muestren interés por la escritura, quieren hablar y expresar sus ideas algunas de las cuales se materializan en libros publicados que se venden en la tienda.

Chris Ware, uno de los grandes artistas gráficos del mundo, ha diseñado el mural de la entrada de 826 Valencia. Representa el desarrollo paralelo de los seres humanos y sus esfuerzos en las motivaciones y de comunicación, hablada y escrita. Es un mural muy complejo, y requiere un estudio por parte los espectadores de aproximadamente una hora desde el centro de la calle Valencia.

Después del éxito de 826 Valencia ha nacido 826 National con diversas sedes en los Estados Unidos y con la misma forma de trabajar que en San Francisco. La gente que Eggers conocía en Nueva York, quería hacer alguna cosa parecida en Brooklin. Encontraron un lugar singular, pero a diferencia de San Francisco, en su tienda venden todo tipo de objetos relacionados con los superhéroes. En Seattle el tema de la tienda es el viaje espacial. En Chicago la tienda es de suministros de espía con un cartel también diseñado por Chris Ware dónde se explica en 200 palabras porque no se tiene que entrar dentro de la tienda ya que, siempre jugando con el humor, “… al ser una tienda de espías no se puede explicar que se está vendiendo”. En Michigan venden suministros para reparar robots. La tienda de Los Ángeles son objetos relacionados con los viajes a través del tiempo. Así hasta 7 centros repartidos actualmente por Estados Unidos.

Todos estos locales al final de la tienda tienen una puerta secreta dónde se accede al taller de enseñanza. Las temáticas de las tiendas juegan con la literatura fantástica que atrae a los niños. Con la ayuda de estos y de tutores voluntarios, Eggers publica anualmente “The best American Non Required Reading”, una ecléctica colección de relatos, cómic, reportajes y humor fuera de los cánones habituales.

Con una amplia gama de productos de ficción estas tiendas tienen un diseño realmente único. El último ejemplo nos lo da la tienda 826 Valencia en San Francisco que ha elaborado una serie de insignias con estilo propio, así como cerca de cincuenta productos piratas para los clientes más exigentes. Es impresionante el trabajo realizado, desde los colores a las opciones tipográficas. Brand new, una web especializada en imagen de marca, la considera la top del año.

Una idea que va creciendo día tras día dónde la base principal es apostar por las ideas creativas de la gente sin unos cánones preestablecidos, el reinventarse cada día uno mismo y siempre con un toque de humor. Y como dice Eggers: “Porque no hay nada más eficaz para despojar de vida al arte que establecer un criterio estético rígido o algún tipo de manifiesto del que incluso los propios escritores que lo suscriben acaben aburridos en cuestión de meses”.


Autora: Montse Crivillers